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 Epícteto


17. Epícteto EPÍCTETO, MAESTRO DE ECK

Epícteto (55-135) fue un filósofo griego exponente de la escuela estoica tardía, el llamado estoicismo romano.

✲ El estoicismo.
El estoicismo es una escuela filosófica fundada a principios del siglo III a.C por Zenón de Citio, filósofo helenístico de origen fenicio. El estoicismo gozó de gran popularidad en la Grecia helenística y en la antigua Roma.

El estoicismo es un filosofía que busca la mejor manera de vivir la vida, la felicidad o la autorrealización mediante la virtud moral y la serenidad de espíritu.

El estoicismo ha pasado a la historia como unas de las mejores maneras de alcanzar la paz interior. Tanto es así que cuando hablamos de "tomarnos las cosas con filosofía" por lo general nos referimos a las ideas estoicas.

Una de las características del estoicismo, que lo convirtió en una de las corrientes filosóficas dominantes, fue su carácter práctico, con unas técnicas que permitían avanzar hacia la autorrealización.

✲ La vida de Epícteto.
El nombre "Epícteto" viene del adjetivo "epiktetos", que significa "nuevamente adquirido o ganado".

Epícteto nació en Hierápolis, antigua ciudad griega, hoy ciudad del suroeste de Turquía. Está en ruinas y fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998.

Epícteto pasó gran parte de su vida en Roma como esclavo de Epafrodito, secretario de Nerón.

Todavía era un esclavo cuando su amo le permitió asistir a las enseñanzas de Musonio Rufo, un eminente filósofo estoico, y parece que Epafrodito le liberó al poco tiempo. Musonio Rufo, el llamado "Sócrates romano", ejerció una gran influencia en Epícteto, no solo en las enseñanzas, sino también en su estilo de enseñar.

No se sabe a ciencia cierta en qué fecha fue liberado, pero tras quedar en libertad, comenzó a dar conferencias por su cuenta.

Entre los años 93 y 94 un decreto del emperador Domiciano expulsó a todos los filósofos de Italia. Entonces Epícteto se trasladó a Nicópolis, en la costa adriática, un importante centro administrativo y de comunicaciones del noroeste de Grecia. Allí estableció su propia escuela filosófico-espiritual y permaneció allí enseñando en su escuela hasta su muerte, viviendo de las contribuciones de sus alumnos.

Epícteto se convirtió en uno de los filósofos más famosos de su tiempo. Según Orígenes, la fama de Epícteto fue grande, pues mereció más respeto en vida del que había gozado Platón.

✲ Maestro de ECK.
Epícteto fue uno de los Maestros de la Antigua Orden del Vairagi, la hermandad de los Maestros de ECK.

Epícteto enseñaba los principios de ECK en una atmósfera pagana. Enseñaba el Shariyat-Ki-Sugmad usando una terminología adaptada al buscador promedio de su época.

✲ Su sistema.
Epícteto destacó por su coherencia de su pensamiento, fruto de su experiencia. Fue un filósofo, un moralista y un teólogo. Fue un hombre volcado más en la práctica que en la teoría, más práctica aún que la de los primeros estoicos. El estilo de su enseñanza era muy atractivo, utilizando ejemplos extraídos de la vida real.

✲ Su escuela.
Epicteto describía su escuela como un hospital. Personajes importantes de su tiempo visitaron la escuela, entre ellas el emperador Adriano, que acudió a ella buscando consejo. También concurrieron numerosos patricios romanos. Entre ellos se contaba Flavio Arriano de Nicomedia, que llegaría a ser un respetado historiador bajo Adriano.

Epicteto tenía dos modelos: Sócrates y Diógenes. Para él, estos dos personajes representan el modelo del sabio estoico, conocedor de la verdad, imperturbable, siempre acertado en sus juicios y sus comportamientos.

Epícteto se dedicó plenamente a su escuela. A imitación de Sócrates, no dejó obra escrita, pero de sus enseñanzas se conservan textos escritos por su discípulo Flavio Arriano.

✲ Las enseñanzas estoicas de Epícteto.
Las principales preocupaciones de Epicteto fueron la felicidad, la integridad, la autogestión y la libertad personal del ser humano como criatura mortal racional.
  • Felicidad.
    La felicidad (eudaimonía) se encuentra en nuestro interior. La pena, el miedo, la envidia, el deseo y toda forma de ansiedad, resultan de la suposición incorrecta de que la felicidad se encuentra fuera de uno mismo.

    Hay que vivir la vida centrada en la noción de felicidad, acorde a la razón, la imperturbabilidad, el desapasionamiento y los buenos sentimientos.

    La clave de la felicidad se basa en analizar continuamente nuestra experiencia del mundo en términos de diferenciar entre lo que “depende de nosotros” y lo que “no depende de nosotros”.

  • Las circunstancias de la vida.
    El sabio es aquel que acepta todas las circunstancias que la vida trae a cada momento, pues comprende que no tiene otra opción. No está en su mano controlar los sucesos de la existencia y por ello puede permitirse relajarse y aceptar lo que la vida le ofrece. De este modo puede alcanzar la tranquilidad de espíritu.

    Todas las circunstancias de la vida nos afectan para bien o para mal dependiendo de nuestros propios juicios y de cómo respondemos a ellas.

  • Destino.
    El ser humano no es libre, sino que su existencia está predeterminada. Nacemos y morimos bajo un plan divino que no podemos cambiar. Por ello, no tiene sentido que sintamos preocupaciones, angustias o frustraciones, puesto que todo lo que nos ocurre, todo lo que acontece, no puede ser de otro modo. Debemos aceptar el destino de cada uno tal como ha sido predeterminado por Dios.

    Como si de un viaje en tren se tratara, nuestra vida discurre por una senda marcada de antemano, de modo que nuestra libertad de acción no ha de centrarse en buscar tal o cual fin específico, sino en aceptar las reglas del juego y tratar, sencillamente, de vivir lo más cerca posible de nuestra propia naturaleza.

  • Imperturbabilidad.
    No debemos celebrar nuestros logros ni lamentar nuestras pérdidas, pues ambos son parte de lo que el destino ha trazado para nosotros.

  • Filosofía.
    El estudio de la filosofía no es un fin en sí mismo, sino un medio necesario para aprender a vivir conforme a la naturaleza. La filosofía es una forma de vida y no una simple disciplina teórica.

  • Educación para la vida.
    Hay que distinguir entre el aprendizaje de los libros, y la educación para la vida, en la que se adquieren las actitudes y hábitos que permiten un comportamiento correcto.

    La educación para la vida es ante todo autoeducación, una función de esa capacidad de autocorrección que es inherente a nuestra naturaleza racional.

  • El cuerpo físico.
    El cuerpo no es nuestro verdadero Ser y no nos pertenece. Es un instrumento de la mente, y es tan solo una sutil mezcla de barro hecha por el poder negativo.

    Es cierto que podemos mover el cuerpo, pero no somos completamente dueños de él: el nacimiento, la muerte, la enfermedad, los movimientoso involuntarios, las sensaciones de placer o de dolor escapan totalmente a nuestra voluntad.

    Cuando te llegue la muerte del cuerpo físico, puedes abandonar esta vida sonriendo, con valor y en paz.

  • La mente.
    La mente no es una entidad incorpórea separada, sino que es una sustancia material con ciertos poderes notables.

    Debemos controlar nuestras mentes en todo momento, pues ellas son las responsables de la bondad o maldad que experimentamos y no algo externo. La independencia intelectual es el objetivo primordial.

    El aprendizaje de la lógica sirve para desarrollar el intelecto, del mismo modo que las pesas utilizadas por los atletas sirven para desarrollar los músculos.

    El comportamiento correcto es el resultado de la lógica en los argumentos racionales, pues de los errores lógicos se derivan errores éticos.

  • El Alma y la libertad.
    En el Alma reside la libertad de juzgar o no juzgar, juzgar de una manera o de otra, de desear o no desear.

    La libertad es la capacidad de elección y la que nos hace responsables de nuestras propias acciones y estados.

    Hay que distinguir lo que depende del albedrío de lo que no depende de él, y preocuparnos solo de lo primero.

    El objetivo a lograr es la libertad. La esencia de quien es verdaderamente libre es el total control y el conocimiento de uno mismo.

    El sabio es plenamente libre, pues nadie más que él está al mando de su Alma. Nada puede dañarle o hacerle perder su imperturbabilidad, nada puede afectarle emocionalmente.

    La felicidad consiste en no desear nada, pues en eso consiste ser libre.

  • Vivir en el ahora.
    No debemos preocuparnos ni por el pasado ni por el futuro, sino vivir siempre en el presente, que es lo único sobre lo que tenemos algún control.

  • Racionalidad.
    La razón es la herramienta principal con la que cuenta el ser humano para vivir en el mundo.

    La racionalidad es la naturaleza básica del ser humano, por lo que debemos vivir conforme a ella, rechazando la irracionalidad, en especial las pasiones.

    El sabio ha de tener dominio absoluto de sus pasiones y mantenerse imperturbable ante cualquier evento que le saque del equilibrio. El control de las pasiones es la base de su tranquilidad de espíritu.

  • Mirada interna.
    Todos los acontecimientos externos escapan a nuestro control. Debemos aceptar lo que ocurra con calma y desapasionadamente.

    Solo hay que prestar atención a lo que depende de nosotros mismos: los pensamientos y las acciones.

    El hombre debe ir hacia su interior, donde encuentra la paz. De este modo, trata de conocerse, de analizarse, de comprender por qué es como es. Busca aumentar sus virtudes y vencer sus vicios, esforzándose día tras día para mejorar y acercarse al ideal del sabio.

  • Los sentidos.
    Los estoicos seguían la teoría aristotélica de que nuestro conocimiento nos llega a través de los sentidos –nuestra experiencia sensible–, cuya información pasa a ser analizada y abstraída por nuestra razón, sacando entonces conclusiones generales.

  • Dios.
    Epícteto se refiere constantemente a Zeus (Dios) como el fundamento de su filosofía. Habla de Dios en un tono que trasmite fe, fruto de su experiencia personal.

    Dios es el creador de la humanidad como de todo lo demás, y su actitud hacia nosotros es de total benevolencia.

    Todos los seres participan de la naturaleza divina. Nuestra naturaleza racional nos califica como semejantes a Dios. Nuestras mentes son en realidad fragmentos de la mente de Dios.

    Cuando tomamos decisiones, ejercemos el mismo poder que el que gobierna el universo. De ahí que pueda decirse que Dios nos ha cedido una parte de su gobierno.

    El hombre debe llegar a ser un instrumento de Dios través del cual Su luz se extienda por toda la humanidad.

    Hay un orden fundamental en todas las cosas. Dios es el diseñador y administrador del universo.

    Hay varios dioses, pero Zeus es el supremo. Las divinidades superiores a los humanos se encargan de regir nuestros destinos y organizar las leyes que gobiernan la naturaleza.

    Es irrelevante qué Dios es el que está guiando nuestros pasos, sino el hecho de que sea así. Llamémoslo Dios, Logos, Tao,... No importa. Sólo hemos de aceptar la idea de que nuestra vida no depende exclusivamente de nosotros. Por eso, lo mejor es permitirla fluir y dejarnos llevar por ella, anulando nuestras expectativas y confiando en el buen hacer de quien ha fijado nuestro rumbo.

  • Naturaleza. Debemos vivir siguiendo las leyes establecidas por la naturaleza. Por ello, hemos de vivir racionalmente y confiando en el plan que se ha establecido para nosotros. Sólo así podemos lograr vivir una vida feliz y tranquila.
✲ Las obras de Epícteto.
La principal recopilación de las enseñanzas de Epicteto es la obra conocida en español como los Discursos o Disertaciones. Originalmente constaba de ocho o más libros, pero se conservan solo cuatro.

Los Discursos es una colección de sugerencias prácticas, de comportamientos acordes con los principios estoicos y tendentes a alcanzar la felicidad personal.

Los Discursos no son obra de Epicteto, sino que fueron escritos por el ensayista e historiógrafo Flavio Arriano, en un esfuerzo por transmitir el impacto personal de su instrucción.

El libro más breve, el Enquiridion (llamado "Manual de Epícteto"), es un resumen de los Discursos. Fue traducido al latín por Poliziano en 1497 y durante los dos siglos siguientes se hizo muy popular en Europa. Está disponible en Internet.

✲ Influencias.
La filosofía de Epicteto ha tenido una gran influencia a lo largo de la historia. Su filosofía práctica ha tenido y tiene seguidores a lo largo de todos los tiempos.

En su época, había un contraste entre Platón y Epícteto. A Platón le leian los doctos. A Epícteto, en cambio, lo leía todo el mundo, por sus enseñanzas prácticas.

Epicteto ejerció mucha más influencia a través de las obras escritas por Flavio Arriano. Influyó en numerosas personas, en la tradición moralista popular y en corrientes filosóficas.

Marco Aurelio, el "emperador filósofo", no fue discípulo de Epícteto, pero quedó tan impresionado por lo que había leido de los escritos de Flavio Arriano, que se consideraba seguidor del filósofo estoico. Gobernó el Imperio romano desde el año 161 hasta el año de su muerte, en 180.

La filosofía de Epícteto influyó en la Psicología cognitiva, especialmente en Albert Ellis, uno de los autores más importantes de la corriente cognitiva de la psicología moderna.

✲ Concepción moderna.
La palabra "estoico", en su acepción moderna, se refiere a la persona que es indiferente al placer, la alegría, así como la pena o el dolor. Una persona que sufre dolor o problemas sin quejarse o sin mostrar lo que siente. Una persona fuerte, ecuánime ante la desgracia.

✲ Algunas frases de Epícteto.
Epicteto nos dejó varias frases que nos permiten reflexionar sobre aquello por lo que sufrimos. Son ideas que le ayudaron en sus peores momentos y que nos pueden ayudar a nosotros.

"No importa lo que te sucede, importa cómo te tomas lo que te sucede".

“En cuanto a todas las cosas que existen en el mundo, unas dependen de nosotros, otras no”.

“Si hablan mal de ti, y es verdad, corrígete a ti mismo; si es una mentira, ríete de ella”.

"Primero descubre lo que quieres ser, luego haz lo que tengas que hacer".

“Las opiniones y los problemas de otras personas pueden ser contagiosos. No te sabotees a ti mismo adoptando involuntariamente actitudes negativas e improductivas a través de tus amistades con otros”.

“En las desgracias propias hay que acordarse del estado de conformidad con que miramos las ajenas”.

"El deseo y la felicidad no pueden vivir juntos".

"Solo el hombre culto es libre".

"No se llega a campeón sin sudar".

"La prudencia es el más excelso de todos los bienes".

"No pretendas que las cosas ocurran como tú quieres. Desea más bien que se produzcan tal como se producen y serás más feliz".

"Filosofar es esto: examinar y afinar los criterios".

“Abstente de pasiones, afectos y opiniones”.

"Si no tienes ganas de ser frustrado jamás en tus deseos, no desees sino aquello que depende de ti".

"La felicidad no consiste en adquirir y gozar, sino en no desear nada, pues en eso consiste ser libre".

"¿Qué es lo que busca todo hombre?". Estar seguro, ser feliz, hacer lo que le plazca sin restricciones y sin coacción".

"Llevas un Dios contigo, pobre desgraciado, y no sabes nada de él".